A desaparición de El porvenir (1845)

A desaparición de El porvenir (1845)

El Porvenir
, semanario que se publicou en Santiago de Compostela en 1845, levaba por subtítulo Revista de la Juventud Gallega e apareceu o 3 de febreiro dese ano, co lema "Todo para Galicia". Dirixiuna Antolín Faraldo e foron os seus redactores Antonio Romero Ortiz e José Rúa Figueroa, aínda que colaboraban outras persoas (Casares, Balaguer, Amado, Rubine ou mesmo Carolina Coronado). Saíron á rúa 14 números, o último dos cales publicouse o 28 de agosto.

Na publicación apareceu o manifesto Nuestra bandera literaria, no que se defendía a anarquía literaria como camiño para acadar unha emancipación absoluta do pensamento. Trataron igualmente de establecer unha Escola Socialista, inspirada nas doutrinas de Ramón de la Sagra. (Eco del Comercio, 11-5-1845).

Non imos analizar a súa traxectoria, da que xa se teñen ocupado con máis amplitude Xosé Ramón Barreiro Fernández, Baldomero Cores Trasmonte ou Francisco Rodríguez Sánchez, entre outros…, senón relatar o que foron os seus derradeiros estertores, xa que foi suspendido polo gobernador civil da Coruña, José Martínez Tinaquero, o 1 de setembro.

A comezos de setembro, a prensa progresista madrileña, en notas enviadas por colaboradores, faise eco da suspensión de El Porvenir:

“Profunda es la indignación que ha escitado en todos los amantes de Galicia la arbitrariedad que acaba de cometer el gefe político de esta provincia, suspendiendo la publicacion de la revista literaria que salia á luz en Santiago y que ha merecido tan honorificas y distinguidas calificaciones á toda la prensa liberal. El señor Martinez ha descargado los golpes de su ira contra el Porvenir, porque su voz, nueva en el dia, llamaba á todos los jóvenes al rededor de la bandera de libertad y representaba dignamente en la prensa la literatura gallega: ha hecho callar el Porvenir, porque sus artículos despertaban recuerdos de antigua grandeza, instintos de independencia, y servia de lazo á todos los hombres ilustrados de las cuatro provincias; lo ha suspendido, enfin, porque sus redactores son progresistas ardientes. Los doctrinarios quieren tinieblas y servidumbre, silencio y humillación...: la juventud saldrá triunfante.

Pero lo que mas indigna es el pretesto que para esto se ha tomado. Asegura el gefe político que el Porvenir “propagaba doctrinas sediciosas, se ocupaba del gobierno y escitaba al desorden”. Ustedes que han apoyado con su voto los principios y fin del Porvenir, ustedes que juzgan las cosas y los sucesos con tan severa imparcialidad, pueden ver el fundamento de las anteriores calificaciones en el articulo que motivó la suspensión, escrito por don A. Faraldo, y que copiamos en seguida.

Ignoramos si el Porvenir reaparecerá con otro nombre, pues á ello lo estimulan la opinión de estas provincias tan decidida en su favor y el apoyo con que le brindan los liberales de conciencia. ¡Esperamos sí, que el Eco, Espectador y Clamor Público tomarán con calor la defensa de la revista de Santiago”. (Eco del Comercio, 16-9-1845).

Poucos días despois, Faraldo, Romero e Rúa espallan un breve manifesto, en medios afíns (como Eco del Comercio ou El Clamor Público) no que denuncian o atropelo:

“A LA NACIÓN ESPAÑOLA DENUNCIAMOS EL SIGUIENTE ESCÁNDALO. = El Porvenir, periódico literario de Santiago, ha sido suprimido por los delegados del gobierno, sin que la mas leve infracción del decreto de imprenta legitimase tamaña violencia.

Este sablazo descargado sobre una publicación que merecía las vivas simpatías de los hombres mas pensadores, revela el bastardo designio de sugetar á la ordenanza militar tanto las cuestiones políticas como las doctrinas científicas inviolables, hoy día, aun en los gobiernos absolutos de Alemania. A la prensa periódica de Madrid toca trazar las inmensas consecuencias de esta tropelía incalificable en el siglo actual y que solo se comprende en estos tiempos en que nuestra desventurada nación es el palenque de las hazañas de ese califa OMAR. Santiago 19 de setiembre do 1845.-Antolin Faraldo. == Antonio Romero.= José Rúa Figueroa”. (Eco del Comercio, 27-9-1845; El Clamor Público, 2-10-1845).

Pola súa parte, a prensa conservadora non lamenta o suceso. La Esperanza, que inicialmente recolle nun breve a noticia (“Por orden del gefe político de la Coruña se ha suprimido el Porvenir, curioso periódico literario que se publicaba en Santiago (La Esperanza, 27-9-1845), un días despois amosa a súa verdadeira faciana:

“El periódico compostelano, El Porvenir, ha muerto. Se avanzó en guerrilla, haciendo locuras; y uno de los suyos, avergonzado de tanta extravagancia, tiró sobre él y le acertó en el corazón.

En parte es lástima que haya desaparecido el Porvenir. Como nos ahorraba los maestros y las reglas, tal vez por medio del gruñido, de la coz y del mordisco, nos habría llegado á ahorrar las palabras.

,Pues qué ¿no se dá esto la mano con lo de las bellotas del filántropo de Ginebra? El Porvenir se ha vuelto pasado: ¡Dios quiera que suceda pronto lo mismo al presente, que es quien procrea siempre tal espacio de monstruos!”. (La Esperanza, 30-9-1845).

A esa opinión favorable á suspensión súmase La Posdata:

“Con asombro hemos leído en los tres diarios progresistas un comunicado inscrito por don A. Faraldo, director del Porvenir, y sus compañeros de redacción, en el que califican de medida arbitraria del poder militar, la suspensión de aquel periódico decretada por el señor gefe político. Dichos escritores se quejan sin ninguna razón, pues el artículo 26 de la ley de imprenta autoriza á la primera autoridad de la provincia para tomar semejante medida; y esta ha sido muy fundada y justa, habiendo recaído sobre un periódico que en su último número decía lo siguiente:

"Galicia no tiene capital... y en esto se parece á esas tribus ibéricas enlazadas por la voluntad de los reyes, pues todos saben que “Madrid no es la capital de España.”—“Si la Coruña y Santiago no tuviesen con corta diferencia la misma población, la capital estaría fija en una de ellas, y aquella que contase mayor número de habitantes lo seria siempre, aunque se opusiese «todo el poder de los reyes de Madrid», porque tenia dentro de sí misma el derecho y la fuerza para alcanzarlo, á saber: el concurso, la riqueza, la influencia, el poder.”

Pudiéramos copiar otros pensamientos, pero bastan estos para dar una idea de las tendencias revolucionarias del Porvenir, y hacer ver cuan injustamente combaten los progresistas á los funcionarios públicos”. (La Posdata, 16-10-1845).

Faraldo e os seus compañeiros seguen insistindo e achegando máis información sobre a suspensión do semanario. El Clamor Público recolle nas súas páxinas, extensamente, estas argumentacións. (Non recollemos a carta de Ramón de la Sagra porque non ten directa relación co asunto): “Nuestro corresponsal de Santiago nos ha escrito lo siguiente con fecha 15 del mes actual:

Persuadido del interés que ofrecerá á Vds. la carta que desde París dirige el señor de la Sagra a los liberales redactores del Porvenir, que estos no pueden publicar á causa da la suspensión de este periódico decretada por el brigadier Martínez, remito á Vds. una copia de ella, cuya inserción será bien acogida de todos los hombres ilustrados y de los numerosos suscritores del Porvenir que lo son del concienzudo Clamor Público, y les mando también el manifiesto de don Antolin Faraldo, que después de impreso, no ha permitido la autoridad que circule recogiendo todos sus ejemplares.

Manifiesto (que se cita):

Cuando los gallegos verdaderamente ilustrados concedían á nuestras tareas un alto fin literario y social a favor de esta malhadada provincia; cuando al eco de emancipación la juventud sacudía el silencio á que le condenaran, y el Porvenir era saludado por la prensa y por notabilidades literarias con los títulos de original, grande, creador.....cuando íbamos á ensayar en Galicia un vasto plan humanitario y filantrópico, cuyas bases formularan los colaboradores Romero, Rua y el que escribe estas líneas, el señor brigadier don José Martínez ha suprimido la publicación de la revista de la juventud gallega. - El público preguntará en que nos hemos separado de la ley para que se nos arroge de la prensa: no somos nosotros los que podemos responderla. El alcalde de esta ciudad se opuso fuertemente á transcribirnos el oficio del delegado del gobierno (1), faltando en ello á las formalidades gubernativas y á las consideraciones que merecíamos como escritores. Sépalo la provincia, sépanlo nuestros correligionarios.(1). Unicamente se nos entregó, después de diez y seis dias de vivas reclamaciones, un testimonio autorizado con el sello del ayuntamiento, que dice así: = Francisco Varela y Sarmiento, secretario del ilustre ayuntamiento constitucional de la ciudad de Santiago. =Certifico: En cumplimiento de la providencia del señor alcalde de 2 del actual: que el señor gefe politico de la provincia por su comunicacion de 1.° del mismo, entre otros particulares, dice lo siguiente: «He decretado se suspenda la publicación del Porvenir, revista de la Juventud qallega, y se recojan todos los ejemplares que se hallen en la redaccion. Y á pedimiento de D. Antolin Faraldo, director del citado periódico, = Firmo, etc.= Francisco Varela y Sarmiento.

En esta situación, y aprisionados por el estrecho é inflexible círculo del decreto de imprenta, aun pudiéramos seguir escribiendo con solo cambiar el título a nuestro periódico. Mas, ¿qué sucedería? Como no peleamos con otra espada que la pluma, la ley la romperia al primer golpe cuantas veces nos presentásemos en la arena…. y esta seria una lucha no sólo funesta, sino desigual, estéril, insensata… ¿Qué otro camino nos quedaba? Colocar el Porvenir en la humilde esfera de los demas periódicos literarios, renunciar a la propagación, entre nuestros comprovincianos, de esas ideas de escentralización esterior que nos valian sus aplausos, y borrar de nuestro escudo el lema de “anarquia literaria”. Pero esto seria humillante y deshonroso para jóvenes que nos consagramos al culto de la libertad, y no sucumbimos á pesar de esas horcas caudinas de la censura; preferimos el silencio… que es una apelacion a todos los pensadores y una elocuente protesta ante el libre exámen, acatado aun en los gobiernos absolutos de Alemania. Nuestro silencio ha de ser breve, transitorio, momentáneo…tenemos la seguridad de que el virtuoso partido progresista va á recobrar muy pronto el poder, y entonces nos presentaremos organizados, mas ricos de ciencia, y resueltos á pelear hasta ver los colores de nuestra bandera sobre las ruinas de todo lo que debe destruirse. Mientras tanto nos retiramos satisfechos del principio de nuestra cruzada. La juventud compatriota vivia en una atmósfera pesada, glacial, enervadora, que comprimia los sentimientos y marchitaba las imaginaciones, y la voz de el Porvenir ha despertado ambiciones nobles y fecundas, y sus doctrinas dejan creyentes y apóstoles. Lo que solo era teoria en su nacimiento se ha elevado á la altura de una opinion con sus representantes en la prensa: la escarapela de uno solo sirve ya de enseña para muchos: las guerrillas se han convertido en ejército. De hoy mas, Galicia puede reclamar un asiento en la asamblea de los sistemas, puesto que las doctrinas del Porvenir son conocidas ya, en España y fuera de ella, con el nombre de LA NUEVA ESCUELA DE SANTIAGO. A la vista tenemos un periódico de Alemania en el que se considera el principio que nosotros defendemos como el rasgo mas notable y avanzado de las tendencias filosóficas de la Península, y como un fenómeno que debe llamar la atención de todos los que estudian la marcha del pensamiento humano. ¿Pintaremos la sensación que escitaba nuestra pobre revista, cuando todos pudieron observarla en esa ansiedad que precedia á la aparición da cada numero? ¿No son buscadas las colecciones de el Porvenir con un interés tan vivo que debe llenar de satisfacción á los ilustrados jóvenes que nos dispensaron su apoyo, y cuyos nombres nos hacemos el deber de publicar? Escuchad, lo que dice desde las orillas del Sena el señor don Ramón de la Sagra: leed ese escrito trazado en medio del gran taller de la anarquia, y que damos á luz persuadidos de que por ninguna razón debíamos privar de él á nuestros simpáticos lectores. Su profética voz es para el Porvenir, en esta ocasión,¡ como el postrer canto del cisne... santo, sublime! También nos llegó la ocasión de anunciar en voz muy alta que entre tanto como se escribió contra nuestro periódico, no se ha señalado formalmente un solo error literario ni científico en los artículos que publicamos (aunque nosotros reconocemos muchos); no hubo uno solo, de esos concienzudos adversarios, que presentase razones, que provocase una verdadera discusión, en una palabra, que analizase. Declamaciones vulgares, epigramas, sátiras, algunas veces insultos tabernarios, hé ahí la profunda crítica y la grave dialéctica con que nos hizo la oposición la prensa facciosa. Por esto no conservamos resentimiento contra los sabios redactores de la Posdata, Esperanza, Conciliador, Globo, Heraldo, y demás periódicos que desde tan altas regiones han descendido hasta nosotros; porque ademas de que sus ataques y sarcasmos son demasiado divertidos para que nos incomoden,—como dice el poderoso SUÉ en la conclusion de El Judio Errante—han dado celebridad á El Porvenir, y popularizado sus doctrinas, que era lo que que nosotros anhelábamos.

¿Y quién nos disputará la honra de haber sido los primeros que intentamos infundir á los habitantes de este bello pais el conocimiento de su poder, revelando por medio de alegorias atrevidas como los esclavos pueden convertirse en ciudadanos? Asi conquistábamos palmo á palmo la opinion del buen pueblo gallego, reuniendo un público tan grande como ningun periodico tuviera en el antiguo reino. Sería el Porvenir en nuestras manos un poder vivo, eficáz, trascendental… porque su misterioso lema era el lazo que unia á todos los jóvenes liberales, y sus principios escitaban los fecundos instintos de los amantes de Galicia, Insensiblemente íbamos haciendo de nuestro periódico una tribuna abierta para todos, lo que era una verdadera oasis en medio de este desierto literario,.. y un momento llegaría en que pudiéramos convocar á los gallegos de ilustración y conciencia á una solemne reunión científica, á un meeting provincial, en el que espondriamos los medios que juzgamos mas seguros para dar otra existencia, una nueva vida al infortunado país que nos vio nacer.—Todo esto alarmaba á los hombres de la autoridad oficial, y el periódico que combatia á las reglas por inútiles, á los maestros por opresores y a las escuelas por estériles, ha muerto á manos de la censura.

TODO PARA GALICIA.—Habíamos escrito al frente de El Porvenir; y este lema, nuevo y atrevido, este grito de guerra contra esa impúdica Babilonia, que en un solo festín consume los productos de dos millones de gallegos.... era á la vez una fórmula y un símbolo: fórmula de lo que deben proponerse los hombres pensadores de nuestra provincia, símbolo de una lucha, no pacifica, doctrinal, lenta, sino contundente, incesante, agitadora, de propaganda… No pretendíamos imitar á O´ Conell, como ha dicho por sarcasmo El Conciliador, sino seguir las huellas de Spartaco.—IRLANDA solo necesita que un sacudimiento del continente lleve el desconcierto á la metrópoli para ahogar el coloso con sus fuertes brazos. -GALICIA escuchaba, por primera vez, palabras de emancipacion que resonaban en sus oidos armoniosas como una plegaria, eléctricas como un himno... Cuando el convencimiento de una gran iniquidad fuese popular.... se desharía como polvo ese viejo alcázar levantado por las manos de Leovigildo. Hemos despejado la senda y abierto un camino para todos: el prólogo de la literatura gallega queda escrito. La juventud sube á medida que los doctrinarios descienden al sepulcro; los qué la llaman cobarde porque sufre, los que la maltratan porque está silenciosa, esos no sentirán la tempestad hasta que el rayo estalle sobre sus cabezas... pues no está lejano el día en que dueña, la juventud, de la cátedra, de la tribuna y de la imprenta, todo vaya en pos de ella; riqueza, saber, jénio, heroismo…, como la Europa del siglo XI tras de Pedro el ermitaño!—24 de setiembre.—Por la redacción, Antolin Faraldo”. (El Clamor Público, 19-10-1845).

Aínda que hai algún escrito máis no que Faraldo asina como director de El Porvenir (como un, no que non imos entrar, dirixido a La Esperanza (La Esperanza, 21-10-1845), a realidade era que o semanario seguía suspendido. A última noticia que por agora atopamos é moi ilustrativa, case un epitafio:

“A consecuencia de una entrevista que tuvo nuestro amigo Faraldo, director del periódico titulado El Porvenir, con el señor gefe politico de la Coruña, el joven escritor se vio obligado á evitar un golpe de mano, ausentándose de Santiago. El señor gefe político, segun noticias que tenemos, le dijo que si seguia defendiendo en los periódicos la anarquía literaria, le encerraría en el castillo de San Antón de La Coruña, y lo mandaría después á Ceuta. Tal es la independencia que hoy dia tiene la juventud para emitir con libertad sus ideas. El señor Faraldo debe vanagloriarse de ser el objeto de la persecución de los representantes de un gobierno que se llama defensor de los principios constitucionales. (Eco del Comercio, 8-11-1845).